Una noche de pogo y ternura junto a WOS

El cilindro de Avellaneda se llenó de remeras de rock: desde clásicos como Los Redondos o bandas under como Mujer Cebra se mezclaron en lo que parece ser una nueva "ceremonia" de la música popular argentina.

Ph. Facu "Irish" Suárez

Por Cecilia Díaz

"Soy Valentín, tengo 12 años, estudio percusión y batería". El video de WOS pequeño emociona cada vez que alguien le da play pero, además, nos ayuda a descifrar cómo llegó a ser uno de los raperos más destacados de la nueva escena argentina.

La adrenalina de pegarle a un tacho fuerte y rápido es como rapear. La suavidad con la que se toca un plato con escobillas es como una balada. Las palabras precisas unidas por el ritmo es lo que mantiene fusionado a ese WOS pequeño que tocaba la bata y este WOS grande que llena estadios con sus canciones que hablan de amor pero también de las cosas que lo enojan. Spoiler: avanzado ya el show agarró unos palitos y le entró a la percusión porque lo que nos divierte en la infancia no se suelta nunca más.

La cita fue este sábado 20 de abril en el estadio de Racing, el cilindro de Avellaneda. Allí se acercaron unas 40 mil personas. Había familias enteras pero la mayoría del público eran sub30 que fueron pura y exclusivamente para exorcizar todo en el pogo.

Junto a la valla, para ver bien de cerca al rapero, estaban pibes y pibas que llegaron temprano. Un chico de Quilmes cuenta que aunque las puertas abrían a las 16, él cayó al mediodía. Una chica a su lado dijo que ella también estaba desde las 13 ahí pero que su viaje había sido más largo porque es de Luján.

Eran poco más de las 21.30 cuando las luces del estadio se apagaron y todo el mundo se concentró en ese imponente escenario que jugaba a ser una fábrica abandonada, a un lugar que alguien había desechado. Aparecieron personas que colgadas desde lo más alto que se deslizaron desde lo más alto cual Spiderman y movieron cosas arriba del escenario. La banda apareció a contraluz y se fue descubriendo instrumentista por instrumentista (batería, percusión, bajo, guitarra, teclados y vientos). Comenzó a sonar "Nuevas coordenadas", el tema que abre "Descartable" y ahí fue cuando él se mostró ante su público para iniciar la fiesta.

Unas dos horas de show con momentos íntimos y otros en los que los parlantes golpearon fuerte en el pecho y nos invitaron a saltar. La lista no sólo incluyó temas del último disco si que también sonaron algunos otros que resultan imprescindibles como Canguro o Niño Gordo Flaco, el feat con Ca7riel que tuvo al mismísimo Ca7riel cantando, agitando y tocando la guitarra. También estuvo Cambiando la piel hacia el final que -aunque no pudo contar con Nicki Nicole para cantarla- WOS reinventó la ejecución con un freestyle en el medio. El público, claro, enloqueció. Como también enloqueció cuando Dillom entró con su vitamina / dopamina / golosina / adrenalina en "Cabezas cromadas".

Esos temas de espíritu punk pegaron tan fuerte como la ternura en momentos que nos acariciaron el alma, como "Arrancármelo" o "La niebla" con Natalia Lafourcade (quien viajó especialmente para este recital en Racing). La emoción fue el común denominador en cada uno de los minutos que se vivieron en el recital de WOS pero sin lugar a dudas lo más impresionante fue escuchar la voz del Indio en "Quemarás". Fue la única pista que se utilizó durante la noche pero que haya sido una pista no le quitó intensidad y que generara piel de gallina.

La noche llegaba a su fin cuando WOS agradeció a su equipo y a su público por permitir la existencia de "la ceremonia". ¿Acaso se trata de una ceremonia que crecerá tanto la misa ricotera? Ojalá. Porque, como propone la canción con la que cerró el show de WOS, la melancolía no tiene por qué ser algo triste sino que también puede llegar para recordarnos que siempre se puede bailar (y avanzar).

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