The Cure y el choque de dos mares

Desde arriba del escenario un mar de sonidos y emociones. Desde abajo del escenario un mar de gente y emociones. El cierre de la primera jornada de Primavera Sound Buenos Aires fue tan gigante como un tsunami.

Por Cecilia Díaz

Bromeó con algo así como que, en realidad, hubiesen necesitado más de dos horas y media para dar el show que les gustaría pero que los festivales tienen un tope de minutos permitidos. Con sus pelos y makeup inconfundibles, su voz perfecta y su acústica histórica, Robert Smith transmitió en palabras y sonrisas la felicidad que tenía The Cure por estar cerrando la primera de dos jornadas del festival Primavera Sound Buenos Aires. 

Entre el público había pibas con sus padres, ambos con remeras de la banda británica. También había pibes con amigos y una gran cantidad de grupos familiares. La fiesta no era de una generación en sí, sino de muchas juntas. 

Una música dulce y feliz con letras oscuras son un sello que los caracteriza. Tienen momentos de post punk explítico y generan un clima que hace que nos olvidemos por completo del tiempo, el espacio, de las cosas cotidianas que estamos viviendo. Estamos en un mar de sonidos que a veces nos invita a zambullirnos, adentrarnos en una profundidad, sentir que volvemos a superficie para tomar un poquito de sol y saltar una ola furiosa que nos sorprende de repente. The Cure es una cura a casi todos los males o es, al menos, una forma de buscarla. 

El recital de este sábado por la noche llegó después de una larga y calurosa jornada en Parque Sarmiento, donde Primavera Sound coprodujo el festi con sus aliados locales: Move, DalePlay y PopArt. 

El dron que tomaba imágenes aéreas parecía tener mucho trabajo porque si desde el escenario Heneiken llegaba un mar de sonidos abajo lo recibía un mar inmenso de gente. Miles de personas estuvieron presentes en ese recital histórico y, para hacerle un mimo a quienes estaban viendo todo desde el lateral, Robert Smith se pasó caminando al escenario Primavera (que está pegado al otro) y cantó desde allí para achicar distancias. 

Fueron 27 canciones cargadas de fuerza y un cierre a puro hit con "Friday I'm in love" y "Boys don't cry". "Los veré de nuevo", prometió el cantante quien se subió con sus compañeros de siempre al escenario, salvo por la ausencia de Roger O'Donnell, el tecladista que por problemas de salud se bajó de la gira y fue reemplazado por Mike Lord. La promesa ya fue hecha y esperamos que se cumpla pronto.

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