Meta tiene más de 1 millón de denuncias por usuarios menores en Instagram. En Argentina hay muchos hijos de famosos que ya son influencers.
Por Irene Polimeni Sosa
Si bien Instagram técnicamente no permite que menores de 13 años tengan cuentas, hay muchos niños que tienen perfiles gestionados por sus padres y construyen una imagen de influencer desde una edad muy temprana. Aunque no es un fenómeno que esté normalizado entre la gente de a pie en Argentina, en Estados Unidos es algo bastante común, al punto tal que el año pasado, 33 estados demandaron a Meta, acusando a la compañía de buscar retener a niños en sus plataformas mientras oculta estudios internos que demuestran los perjuicios que tienen para ellos.
En enero Mark Zuckerberg tuvo que pedir disculpas en el Congreso de los Estados Unidos por haber expuesto a estos menores de edad al acoso virtual y recopilar sus datos sin permiso de los adultos responsables. Meta tiene más de 1 millon 100 mil denuncias por usuarios menores de 13 en Instagram.
Estados Unidos está lleno de gente no famosa -gente de a pie, gente como uno- que tiene hijos influencers. Una investigación realizada por Jennifer Valentino DeVries y Michael H. Keller para el New York Times señala que casi uno de cada tres preadolescentes dice que su objetivo profesional es ser influencer, mientras que el 11% de la generación Z ya se define como tal. Después de trabajar con más de 2 millones de posteos y entrevistar a más de 100 personas, sacaron algunas conclusiones respecto a los riesgos de daño que tiene la exposición a las redes sociales, específicamente para las niñas.
"Lo que a menudo comienza como un esfuerzo de los padres para impulsar la carrera de modelaje de una niña, o conseguir el respaldo de marcas de ropa, puede caer muy pronto en un oscuro submundo dominado por hombres adultos, muchos de los cuales admiten sin tapujos en otras plataformas que se sienten atraídos sexualmente por niños", escribieron los investigadores.
Señalaron que suelen ser los padres los impulsan las cuentas, que algunas venden fotos, sesiones de chat exclusivas e incluso ropa interior usada por las niñas a seguidores masculinos que, en su mayoría, son extraños. También notaron que mientras las cuentas ganan seguidores, atraen a una mayor proporción de hombres, sobre todo las de niñas, que reciben mayor interacción proporcional en las publicaciones "más sugerentes".
Otra conclusión del estudio señala que interactuar con los hombres abre la puerta a los abusos, ya que algunos de los seguidores masculinos halagan, luego acosa acosan y hasta llegan a chantajear a las niñas y a sus padres para obtener imágenes más subidas de tono.
Argentina y los hijos de famosos
¿Y qué pasa en Argentina? El fenómeno acá es, por ahora, bastante más acotado al universo de la farándula. Son varios los famosos que le abrieron cuentas de Instagram a sus hijos -los casos más icónicos son Marley y Mirko, Luciana y Matilda Salazar, y Flavio y Dionisio Mendoza-, impulsando así sus carreras como influencers de una manera explosiva. Esto hace que la cuestión se preste a otro tipo de análisis y reflexiones, porque las celebridades saben lo que implican los altos grados de exposición. En definitiva, ser un influencer tiene como condimento ineludible el potencial acoso, el peso de la mirada ajena y el amoldamiento -o la ruptura, con todas las críticas que siempre despierta- a los estándares de belleza hegemónicos.
Puede que algunas personas expongan a sus hijos en las redes sin tener plena conciencia de estos peligros, y eso explica que denuncien la responsabilidad de las empreses cuando se dan cuenta de los daños que puede causar el uso irrestricto de las redes sociales. Sin embargo, no es el mismo caso para aquellos que, siendo ya personalidades públicas, introducen a sus hijos a ese universo con el afan de asegurarles un lugar en la farándula, propiciarles una carrera de algo que -casi sin lugar a dudas- aún no comprenden y generando dinero a partir de ello. La pregunta es, ¿qué los lleva a propulsar las redes sociales de esa forma?
