"No hay plata" para la prevención de embarazos adolescentes

En cinco años, el Plan ENIA logró reducir a la mitad los embarazos en adolescentes pero ni siquiera eso le importa a la gestión de Milei, que pasará la motosierra por allí también.

La motosierra no reconoce límites ni siquiera en áreas sensibles. Así lo indica la acción del Gobierno nacional que después de no enviar alimentos a los comedores populares, no garantizar medicamentos de alto costo a quienes las precisan para vivir y recortar el programa Acompañar destinado a víctimas de violencia de género, ahora va también por el desfinanciamiento del programa que redujo el embarazo en adolescentes en la Argentina en casi un 50% en cinco años. Programa que, vale aclarar, es modelo en Latinoamérica por su funcionamiento eficaz. 

¿De qué modo van a desfinanciarlo? No renovando los contratos de los 709 profesionales de los equipos interdisciplinarios que trabajan en el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA). Esos contratos vencen la semana próxima: 112 que trabajan en Nación en ESI en los programas de Salud Sexual y Salud Adolescente y 597 en centros de salud, espacios comunitarios y escuelas en Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco, Formosa, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Salta, Jujuy y provincia de Buenos Aires.

Lejos del argumento del despilfarro, costear el programa en verdad le cuesta bastante poco al programa: unos 60 dólares al año. El Plan se puso en marcha durante el gobierno de Mauricio Macri y se profundizó durante la gestión de Alberto Fernández. Le permite al Estado un ahorro de 0,16 del PBI, según informa Mariana Carabajal en Página 12 basada en un estudio llamado Milena realizado por el Fondo de Población de Naciones Unidas, si se contabilizan los costos asociados a la atención de una gestación y el parto en chicas de 10 a 19 años, y las contribuciones que se pierde el Estado porque estas mujeres terminan en menor proporción la escuela secundaria y en su adultez se encuentran más desempleadas que aquellas que no tienen hijos a edades tempranas.

“También está demostrado que la maternidad a edades tempranas es uno de los determinantes más importantes de la reproducción intergeneracional de la pobreza”, destacó en diálogo con Página/12 Silvina Ramos, socióloga e investigadora del Centro de Estudios de Estado y Sociedad.

Entre 2018, año en que empezó a funcionar, y 2021, que son los últimos datos disponibles, se logró que la tasa de fecundidad adolescente (que mide la cantidad de hijos nacidos vivos por año sobre el total de adolescentes) se redujera de 49% a 27%, una caída de casi el 50% en tres años. Además, en 2021 fueron madres solo el 8,8%  de las niñas de 10 a 14 años, una reducción del 43% de casos en esa franja, donde se presume que la mayoría de las gestaciones provienen de situaciones de abuso, coerción sexual o violación. 

¿Por qué funciona tan bien el Plan ENIA? Porque les ofrece a las adolescentes de sectores vulnerables espacios de consejería en anticoncepción, donde pueden optar por colocarse un método de larga duración sin costo, logrando así terminar el secundario sin enfrentar un embarazo no planificado. Además, el Plan incluye el fortalecimiento de la educación sexual integral en escuelas y espacios comunitarios. Pero todo este trabajo puede desaparecer en una semana si esos contratos no se renuevan.

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