Ni un paso atrás: La marea verde encuentra nuevos colores

Lejos de imitar la horda de pañuelos verdes que inundaron el Congreso años atrás, este 28S convocó a defender los derechos adquiridos en décadas de lucha feminista en el contexto electoral actual.

Por Rosario Rousseaux

La marcha del 28 de septiembre, Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro, llevó a las calles del centro porteño una marea verde heterogénea y diversa en sus consignas. Lejos de imitar la horda de pañuelos verdes que inundaron el Congreso años atrás, esta vez los carteles y pancartas convocaron a defender los derechos adquiridos en décadas de lucha feminista y se metieron de lleno en el contexto electoral que atraviesa la Argentina.

"Los derechos de las mujeres son derechos humanos", cuenta a Datta Nina Brugo, una de las redactoras del proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Aborto Legal Seguro y Gratuito. Es temprano y la militante histórica del feminismo desde 1970 se suma a saludar a sus compañeras militantes por los derechos humanos, las Madres de Plaza de Mayo, que terminan de hacer la ronda de los jueves en memoria de los detenidos desaparecidos en la última dictadura cívico militar.

"Nosotras consideramos que tenemos que continuar porque nuestros derechos están en peligro con esos candidatos que aparecen en este momento. Uno que yo le digo el 'tilingo', porque es demente las cosas que dice y analiza, y por otro lado una oportunista aliada a la derecha", arroja Nina.

Para ella, la marea verde está más entrelazada que nunca con las consignas de los trabajadores. "Si no salimos a las calles como hicimos siempre estaríamos en falta con los sectores populares", cierra la abogada laborista.

La Plaza de Mayo comienza a llenarse y aparecen distintas banderas y mujeres de todas las edades a lo largo de la Avenida para emprender su marcha hacia el Congreso. Estudiantes y docentes, científicas, artistas, activistas, no binaries, lesbianas, travestis, trans, madres, hijas y hermanas avanzan convocadas por la consigna de la fecha: "Ni un paso atrás".

Algunas pancartas son contra Javier Milei, otras defendiendo los Ministerios. Salpicados de consignas laborales y en contra del Fondo Monetario Internacional, cambian el paisaje otrora verde oscuro por uno más colorido.

Mientras arengan las batucadas y las organizaciones buscan ocupar los baches en la avenida, las militantes debaten. El 28S siempre fue una fecha clave para los feminismos pero en esta oportunidad el espíritu es acaso más solemne que en otros años y sin dudas la variedad de consignas responde a la politización del movimiento de mujeres que a lo largo de su experiencia callejera incorporó a distintos sectores en su construcción de una marea transversal. "Nos mantenemos en estado de alerta y organización", rezan algunas pancartas.

Las militantes de la Campaña Nacional del Derecho al Aborto, regional porteña, cuentan a Datta que desde la obtención de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo la pensaron como un piso "porque sabemos que para que se garanticen nuestros derechos tenemos que seguir organizadas".

El resultado de las elecciones PASO, y sobre todo el discurso reaccionario y fundamentalista del candidato de La Libertad Avanza, empujaron a las calles un activismo que nunca se disolvió pero que vuelve a reclamar su lugar. "Nosotras nunca bajamos los pañuelos pero es importante recordar que hay que seguir defendiendo", nos cuentan las militantes.

Las mujeres encolumnadas con pañuelos, bombos y carteles se levantan como atentas vigilantes de los derechos que conquistaron años atrás y que todavía cuesta aplicar correctamente en algunas regiones del país. También reconocen un punto clave: el activismo bajó.

"El espacio vacío que dejas lo ocupa otro sector, los antiderechos no están conformes de que haya salido la Ley del aborto y no dieron la batalla por perdida. Son parte del poder político y tienen sus alianzas. Si el activismo no esta firme se meten y empiezan a avanzar", advierten las chicas.

Un ejemplo claro es la "liberación" de algunos espacios de auto organización. "Las asambleas abiertas de debate se soltaron hace un montón", reflexiona una de las militantes de la Campaña. "Ahí era donde les jóvenes de las escuelas iban y se informaban y salían tonificadas y fortalecidas para la lucha. Hoy esos espacios nos faltan. Los abandonamos hace un montón de tiempo, por lo menos cuatro años, entonces eso permite que estos sectores se envalentonen y salgan con su discurso antiderechos", explica.

Por eso el otro gran bastión de la jornada es que la salida es colectiva, no individual. Una columna de trabajadoras del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad reparte su carta abierta a las manifestantes. Habla del avance de la derecha, del rol de los medios de comunicación y las redes sociales, invitan a conocer la historia y reclamar más políticas púbicas.

Frente a este panorama, el 28S sacó a las calles un feminismo maduro que mantiene la furia de sus primeras convocatorias pero ahora tiende puentes y busca alianzas estratégicas en todos los sectores de la sociedad para defender sus derechos y avanzar hacia nuevos desafíos.

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