El aporte a la comunidad que hacen las universidades públicas

No sólo contribuyen a la formación individual sino que, además, impulsan investigaciones y trabajos sociales que benefician a toda comunidad.

Las universidades públicas contribuyen a la formación individual y son espacios que garantizan el acceso a una formación de calidad pero además, son también el lugar de lo colectivo, donde se trabaja por y para el beneficio común: se crean soluciones, innovaciones y respuestas que están dirigidas a satisfacer las demandas de la comunidad en su conjunto y a potenciar todos los lazos que ya existen. 

La Universidad Nacional de San Martín, por ejemplo, fue la que desarrolló junto al Conicet la vacuna ARVAC-Cecilia Grierson contra el Covid19, y fue también la institución que desde la más temprana etapa de cuarentena creó los “super barbijos”. Es también la institución que, junto a las empresas SpaceSUR y Veng, apunta a lanzar en dos años el primer satélite de la misión espacial Focus, orientada al monitoreo de infraestructuras críticas, como puentes, edificios y represas. 

Esta casa de estudio tiene también una profunda vinculación territorial: creó Casas de Justicia Comunitaria, espacios de reflexión penal y mediación jurídica, promociona y acompaña acciones destinadas a mejorar la condiciones de trabajo de las Plantas Sociales de Separación de Residuos del CEAMSE, desarrolla e imprenta cursos de capacitación para la comunidad sobre cooperativismo, y asesora en los procesos de recuperación de fábricas para que nadie pierda sus puestos de trabajo.

En este mismo sentido, la Universidad Nacional de La Plata fue la que dio impulso a la Ley de Acceso Justo al Hábitat y la que aporta tecnología y ayuda a crear viviendas sustentables. Además, es una de las instituciones que se encarga de la producción pública de medicamentos, y fue la que en medio de la epidemia de dengue produjo un repelente para el territorio bonaerense. También fue la que creó, junto a Y-TEC, la primera Planta Nacional de Desarrollo Tecnológico de Celdas y Baterías de Litio. Como la Unsam, también participa de la gestión social de residuos. 

Si vamos a hacia el centro del país, nos encontramos con la primera casa de altos estudios de Argentina: la Universidad Nacional de Córdoba. Allí se fundó el primer Banco Nacional de Datos Genéticos que continúa contribuyendo a los procesos de recuperación de nietos apropiados por la última dictadura cívico-militar. En este lugar también se encuentra el Centro de Excelencia en Productos y Procesos, que provee de soluciones en áreas cruciales como alimentos, nutrición, medio ambiente y medicamentos, colaborando con sectores socio-productivos tanto públicos como privados. 

También fue esta la sede que inventó el primer mapa de Riesgo de Dengue para la Argentina, que actualmente se utiliza en el sistema integrado de vigilancia. Promueve la producción descentralizada, automatizada y personalizada de los medicamentos con tecnología 3D, crea nuevas drogas y terapias para tratar tumores, e incluso su alumnos han llegado a inventar un generador eléctrico portátil que reduce la huella de carbono, un líquido conservador de órganos para trasplantes y una gorra con sensores para nadadores ciegos.

En la provincia de Santa Fe se encuentra la Universidad Nacional del Litoral, cuya radio universitaria, la LT10, tiene un rol muy importante en la región. Además, promovió la creación de cuatro startups vinculadas a las economías regionales. Una de ellas, Growcast, es una plataforma web que brinda a los productores agropecuarios la capacidad de monitorear y controlar sus cultivos, mostrando sus condiciones en tiempo real. Otra de ellas es MUU Nutrition, un conjunto de apps que sirven para balancear raciones de alimentos en animales.

Santa Fe también cuenta con la Universidad Nacional de Rosario, donde un estudiante se ganó el primer puesto de un concurso organizado por la NASA gracias a su creación de un innovador mecanismo para asegurar la unión de segmentos de estructuras espaciales, como lo son las antenas o telescopios, una vez que hayan alcanzado su órbita en el espacio exterior. Esta institución también hace un aporte crucial a lo social al organizar los Juegos CReAR, al haber habilitado centros de cuidado para los hijos e hijas de la comunidad educativa y al promover el programa de huertas comunitarias. También aquí hay una radio y se creó un micrófono que captura el sonido envolvente del entorno en tres dimensiones. Otra de sus innovaciones fue el videojuego para aprender ciencias en las aulas.

Por el lado de la Universidad Nacional del Nordeste, se creó un sistema que puede detectar y prevenir la creación de criaderos de dengue, así como evitar la reproducción de estos mosquitos. Además, también se inventó un aparato para prevenir los accidentes ferroviarios. En articulación con la comunidad y para reivindicar la identidad de la región, también dicta cursos de guaraní gratuitos. 

Si nos vamos hacia el sur del país, la Universidad Nacional de la Patagonia Austral creó un novedoso equipamiento que permite desalinizar agua de mar para consumo humano, mientras que la Universidad Nacional de Comahue participa de un organismo dedicado al cambio climático para luchar contra la desertificación. También cuenta con un programa escolar que ayuda a las personas con autismo a programar. 

En la provincia de Mendoza, la Universidad Nacional de Cuyo se articuló con el grupo Crea de organizaciones agropecuarias para producir información sobre ganadería bovina, manejo reproductivo y nutricional de crías, y capacitaciones del cuidado de viñedos ante las heladas. 

En la costa de Buenos Aires, la Universidad Nacional de Mar del Plata trabaja junto al Honorable Concejo Deliberante para garantizar la conservación de ballenas y cetáceos, además de participar en la creación de astilleros. Las universidades nacionales de Moreno, Avellaneda, Comahue, UTN y la Universidad de la Defensa Nacional se encargan de la creación de nanosatélites.

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