Según el Observatorio de la UCA, más de 18 millones de argentinos son pobres

El último informe indica que la pobreza alcanza al 43,1% de la población y la indigencia al 8,1%. Destaca que sin la presencia del Estado el nivel de pobreza sería mayor.

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El informe «Deudas sociales en la Argentina urbana 2010-2022» realizado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA UCA) revela que la pobreza monetaria alcanza al 43,1% de la población, lo que equivale a unas 18 millones de personas, y la indigencia al 8,1%.

En la presentación del documento, el director de investigación del Observatorio, Agustín Salvia, afirmó que sin la intervención del Estado a través de medidas de asistencia social, la indigencia se habría elevado al 19,6% y la pobreza por ingresos, al 50%.

A diferencia de la medición tradicional por ingresos, la UCA lleva adelante un estudio de pobreza multidimensional. Esto quiere decir que incluye variables como alimentación y salud, servicios básicos, vivienda digna, medio ambiente saludable, accesos educativos y empleo y seguridad social, abarcando no sólo cuestiones monetarias, sino también relativas al ejercicio de derechos sociales y económicos, al mercado laboral, las desigualdades y las marginaciones sociales. 

El informe de la UCA revela que, en el tercer trimestre del 2022, el 32,7% de los hogares y el 43,1% de las personas se encontraron bajo la línea de pobreza en Argentina. El porcentaje de pobreza del 2021 fue del 42,4%, lo que evidencia un aumento de 0,7 puntos porcentuales en 2022. En cuanto a la indigencia, el reporte señala que entre julio y octubre de este año el 5,7% de los hogares y el 8,1% de las personas eran indigentes.   

Según los datos elaborados, 39,2% de la población es pobre multidimensional, el 29,5% está en el grupo de los «no pobres por ingresos pero con privaciones no monetarias», el 3,7% en el de «pobres por ingreso sin privaciones no monetarias» y el 27,6% restante no son pobres ni tienen carencias no monetarias. 

En cuanto a la situación habitacional, el 51,7% de la población vive en hogares que cuentan con la cobertura de al menos un programa social. En los hogares en los que habita al menos un menor de edad, el porcentaje aumenta al 65,6%.

Dentro del 39,2% de población en condiciones de pobreza multidimensional, un 16,6% se encuentra en situación de pobreza multidimensional no estructural y un 22,6% en pobreza estructural.

Empleo y desocupación

La investigación “Trabajo, empleo, inactividad forzada y exclusión social. Argentina Urbana 2010-2022” reveló que la tasa de empleo subió, habiéndose registrado un 58,8% en 2021 y un 64,3 % este año.

El 40,3% de la población económica activa de 18 años o mayor pudo acceder durante el 2022 a un empleo pleno de derechos. El 8,7% de ese grupo social se encontraba abiertamente desempleado, y el 23,0% sometida a un subempleo inestable.

A su vez, el 28,0% de esa población contó con un empleo regular, pero precario. Es decir, con niveles de ingresos superiores a los de subsistencia, pero sin afiliación al sistema de seguridad social.  

Según los datos relevados, aproximadamente la mitad de la población activa no posee un empleo con plenos derechos laborales.  

Por su parte, la tasa de desocupación disminuyó de un 9,1% en el 2021, a un 8,7%. 

Agustín Salvia remarcó que la heterogeneidad dentro del mercado laboral es tal, que «es mayor la desigualdad al interior de los trabajadores que la diferencia entre las ganancias de los empleadores y los salarios en general».

Sin la presencia del Estado el nivel de pobreza sería mayor

En una simulación de la evolución de la indigencia sin el aporte de la Asignación Universal por Hijo (AUH), el ODSA señaló que la indigencia del 8,1% observada en 2022, habría alcanzado un 17,8%. Si se hubiesen excluido otros programas y pensiones no contributivas, la diferencia habría llegado a ser del 19,6% en 2022.

Según Agustín Salvia, no hubo un “aumento explosivo” de la pobreza durante este año, sino un mantenimiento con pequeñas variaciones, en gran medida gracias a la ayuda social estatal, que actualmente representa un 17% del PBI. Destacó, en ese sentido, que la indigencia se redujo en el último trimestre del 2022 respecto a los últimos trimestres de los tres últimos años.

Sin embargo, el director de investigación sostuvo que «las políticas de los últimos 40 años han fracasado» y que «la escapatoria del sistema político fue favorecer el consumo, olvidándose de la inversión», que tiende a generar una mejora en las condiciones de trabajo en el largo plazo. 

«El consumo es utilizado como un mecanismo para producir equilibrios y consenso social», dijo, y advirtió que «se acumulan dos generaciones de pobres y ya estaríamos en el inicio de la tercera, por ausencia de modelos de inclusión con eje en el trabajo».

Agregó que más allá de los «ascensos y retrocesos» de las últimas cuatro décadas, «los buenos momentos duraron poco» y, por lo general, se dieron como «efecto rebote» después de períodos de crisis, en los que los índices de pobreza se dispararon. Al respecto, subrayó que en ningún período de recuperación se logró arribar al «punto de partida» previo a la crisis.

De esta forma, explicó, las crisis van dejando «marcas de deterioro productivo, social y político» difíciles de contabilizar. «Ciclo tras ciclo la sociedad argentina viene acumulando una pobreza estructural, crónica y persistente, con brechas de desigualdad creciente que inhiben el crecimiento y ponen barreras a los acuerdos sociales y políticos», puntualizó Salvia.