La noche en que Maria Becerra hizo historia

La Nena de Argentina se convirtió en la primera artista local en llegar a River, el estadio más grande de nuestro país. El show es imponente y consagratorio.

Por C. D.

La noche era histórica y todo estuvo a la altura de las circunstancias: la puesta en escena fue imponente y la performance artística, impecable. Maria Becerra está acostumbrada a cosechar éxitos y superarse a sí misma todo el tiempo pero la realidad es que este viernes 22 de marzo tuvo su noche consagratoria.

¿Por qué fue tan importante lo que pasó anoche? Porque la chica de 24 años entró en la historia como la primera argentina en tocar en el estadio River Plate. Sí, porque las únicas mujeres que habían tocado allí hasta este momento fueron estrellas internacionales como Taylor Swift o Madonna.

La cantante que nos saludaba con su "hola, locuras" desde YouTube demuestra que no tiene techo y que la "cultura del trabajo" (que no sólo ejerce sino que también levanta como bandera en las letras de sus canciones) la lleva lejos.

La preparación de este recital requirió no sólo de una fuerte inversión sino, también, de mucho entrenamiento. "Nunca ensayé tanto en mi vida", nos confesó Maria en diálogo con Datta un día antes de subirse al escenario.


Con viento a su favor y, tras varios días de diluvio, el clima le dio una tregua tanto para este viernes como el sábado (sus dos fechas en el Monumental). Eso sí, las inclemencias de los días anteriores perjudicaron el armado pero tanto la producción de DF como la crew de Maria supieron sortearlo con profesionalismo y efectividad. Finalmente, todo se vio y escuchó perfecto.

El color violeta dijo presente en los outfit de la mayoría de las personas que fueron al show. Sabemos que es el color que representa a Maria y por eso formaba parte del dresscode. Becerristas de distintas edades se llenaron de brillos para acompañar a la reina de la música argentina. Son unas 80 mil personas que abrazan por noche a Maria en este momento tan importante para ella. Son familias enteras que van a cantar y bailar durante más de dos horas, que es la extensión de este recital.


La lista de canciones que preparó Maria arranca con un perreo fuerte a modo de introducción y sigue con bloques de reggaetón, urbano, bachata y un set acústico. Sabemos, claro, que la versatilidad es algo característico en Maria y que por ello logró sumar colaboraciones con artistas internacionales de diferentes géneros musicales (e idiomas porque tiene un tema en francés, no nos olvidemos de eso).

Hizo un repaso por Animal (2021) y La Nena de Argentina (2022) pero también presentó singles y colabs. Invitó a su hermana Ailín para cantar por primera vez en vivo un tema que sacó el año pasado y estrenó otro que, en realidad, sólo conocían la mesa chica de su fandom por un evento exclusivo que armó y en el cual les mostró un tema inédito. ¿Lo editará? Estimamos que sí porque fue lo que le pidió el público en River y ella prometió cumplir el deseo.

Las pantallas gigantes y envolventes no sólo fueron importantes para que todo el público la viera bien, aún estando en las bandejas más altas del estadio, sino que también aportaron mucho a la estética por las visuales que mezclaron lyrics con animaciones en 3D y climas especiales para cada uno de los bloques. El fuego, humo y efectos especiales estuvieron presentes en el escenario y los mangrullos del campo; pero uno de los momentos que más emotivos fue cuando utilizó una carroza para bajar del escenario y acercarse al público que estaba en el campo. Desde ahí, Mari cantó rodeada de flores que habían repartido entre quienes estaban junto a la valla.

Con una intro en la que recordó la importancia de no perderse en la vorágine del trabajo, regaló un momento especial antes de interpretar "Desafiando al destino", el tema que le escribió a su mamá y papá. La postal fue sencillamente hermosa: en el cielo se lucía una luna gigante y brillante que supo ser acompañada por falsas estrellas creadas desde el estadio con flashes de celular. Perreo, cumbia y amor resumen todo lo que es Maria Becerra. Y eso fue lo que vivimos en River.

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