El joven platense que supo cosechar el récord del menos votado con un 0,78% un mes atrás, ayer pasó a ser el elegido del público para abandonar la casa.
Agustín, el participante que supo cosechar el récord del menos votado con un 0,78% un mes atrás, ayer se convirtió en el octavo eliminado por decisión del público con un 76,47%. El mano a mano final se disputó entre él y Nacho, el último «monito» quien obtuvo poco más del 20% de los votos. Mucho más atrás habían quedado Marcos con un 1,08%, Julieta con el 5,78% (ambos devenidos en favoritos del público), y Romina con el 6,42%.
En simultáneo al anuncio de su eliminación, las redes mantenían como tendencia #ChauFrodo y el rating superaba los 23 puntos. El autoestima del participante le impidió poder creer que a él le tocaba salir de la casa, lo que se notó en la visible perplejidad de su rostro y en cómo insultaba por lo bajo al momento de ir a buscar la valija.
Se despidió anunciándole a todos que no tenía nada personal con ninguno, y que lo suyo siempre fue un juego. Además, les dijo muy seguro que «no lo extrañen» porque muy pronto podía regresar gracias al repechaje.
Pero en realidad esa oportunidad le queda bastante lejos. Si es por decisión de sus compañeros, los únicos que verdaderamente lo apreciaban y no lo veían como un gran oponente eran Marcos, quien se quedó llorando tras la salida de su amigo, y Thiago. Y si es por decisión del público, no se ve muy probable que pueda revertir la mala imagen que cosechó las dos últimas semanas después de sus dichos controversiales sobre las mujeres y las fotos íntimas.
Dijo que quiere pasar a la historia grande de este Gran Hermano como uno de sus mejores jugadores y siempre se autodenominó como un «gran estratega», el jugador más inteligente de la casa, sin embargo no se vio un gran despliegue de inteligencia en su juego, sino más bien algunas tácticas aisladas que le salieron bien en su momento, por ejemplo, la denominada por él como «la cazadora».
La mayor novedad que aportó fue la hablarle directamente a sus seguidores en una cita frecuente y sostenida en la que el participante repasaba sus acciones semanales y compartía reportes y comentarios sobre lo que se avecinaba cuál novela.
Pero falló en lo más vital: le ganó la exageración de la lógica machista que media los intercambios sociales entre hombres al hablar de mujeres y mostrar así su virilidad. No se dio cuenta de los más elemental para desarrollar una buena estrategia de juego, y es considerar el cambio de paradigma social. Tener en cuenta que la sociedad, y las mujeres en principal, ya no se callan más ni dejan pasar las actitudes abusivas.