El propósito es converger el aumento salarial con el nivel pautado de inflación, iniciativa que, según sus dichos, cuenta con el apoyo de la CGT.
La ministra de Trabajo, Raquel “Kelly” Olmos, confirmó este jueves que el objetivo del Gobierno para este año es que las paritarias no superen el 60% anual. El propósito es converger el aumento salarial con el nivel pautado de la inflación y avanzar en «un sendero de desaceleración de la nominalidad”.
Olmos afirmó, consultada por la radio AM750, que en las charlas que mantuvo en los últimos días con gremios y cámaras empresariales se conversó sobre «la necesidad de ir convergiendo hacia una desaceleración de la nominalidad y de la inflación como método de recuperación de la capacidad adquisitiva alineado con la política que el Gobierno está llevando adelante en el nivel económico”.
La titular de la cartera de Trabajo señaló que se trata de una iniciativa comparable a la del año pasado cuando el Gobierno «frente al despegue inflacionario, impulsó la reapertura y revisión de las negociaciones paritarias para evitar una pérdida significativa de capacidad adquisitiva por parte de los salarios».
El objetivo, según sus dichos, es «converger hacia el nivel pautado de inflación, más algún punto de recuperación». En ese cálculo no descontó que se sume una reducción de los niveles inflacionarios, lo que implicaría también «una mejora de la capacidad adquisitiva de los sueldos».
La funcionaria explicó que la iniciativa tiene el apoyo de la CGT, pero que hay ciertos gremios que son más reticentes a mostrar su predisposición, ya que muchos son conscientes de que en varias ocasiones algunos sectores empresarios “por su capacidad de concentración, acceden a aumentar la normalidad y después se dan vuelta y lo vuelcan al precio”, dejando nulo dicho aumento en términos reales.
También fue consultada por los dichos del reciente nombrado Jefe de Asesores de la Presidencia de la Nación, Antonio Aracre, ex CEO de la compañía Syngenta, proveedora de pesticidas y agrotecnología, cuya designación fue repudiada por organizaciones ambientalistas y sociales que temen que sus tareas de asesoría influyan en las decisiones del sector. Lo cual, en parte, no escapa de la realidad, ya que este miércoles se aprobó la fusión de Syngenta y Nidera, mediante la compra de la segunda.
Aracre había se había referido a una posible reforma laboral, dicho del que Olmos intentó despegarse totalmente. La ministra afirmó que no es una idea que tenga el Gobierno, sino que «el propio Aracre reconoció que la reforma laboral fue una idea personal de él y que el Presidente de la Nación y su gobierno claramente no tienen esa iniciativa en carpeta».
A su vez, tampoco le cerró las puertas a la introducción de ciertas modificaciones a las legislaciones laborales vigentes: “lo que tampoco negamos, porque de hecho sucede y para mí también con algunas pautas que son virtuosas, es una permanente incorporación a convenios colectivos de novedades que tienen que ver con la evolución”.
“Siempre que haya acuerdo entre los trabajadores y los empresarios, es posible incluir una revisión. Nunca hemos pensado desde este Gobierno en una ley de carácter general”, finalizó Olmos.