Amber McLauglin había sido declarada culpable de asesinato y violación en el 2006. La justicia de Missouri la ejecutó tras negar su pedido de clemencia.
La justicia de Missouri llevó a cabo la primera ejecución de una persona abiertamente transgénero de la que se tiene conocimiento en Estados Unidos, este martes. Amber McLaughlin, quien fue declarada culpable de asesinato y violación de su exnovia, Beverly Guenther, en 2003, fue ejecutada mediante una inyección letal. El Departamento Correccional de Missouri informó que fue declarada muerta a las 6:51 p.m.
McLaughlin (49) y sus abogados, habían solicitado clemencia al gobernador republicano Mike Parson, pidiéndole que conmutara su sentencia de muerte. Alegaron que el jurado que la declaró culpable no logró una decisión acerca de la sentencia y que, además, la homicida había mostrado genuino remordimiento y padecido discapacidad intelectual, problemas de salud mental y un historial de trauma infantil.
«Lamento lo que hice. Soy una persona buena y cariñosa», escribió McLaughlin en su declaración final, que fue publicada por el departamento de correccionales.
La petición señalaba que McLaughlin había sido diagnosticada más de una vez con discapacidad de inteligencia límite, daño cerebral y síndrome alcohólico fetal; que había sido “abandonada” por su madre y “sufrió abusos y traumas” dentro del sistema público de horfanatos, abusos que continuaron más tarde. Según el escrito, su padre adoptivo la electrocutó y durante años padeció una depresión que la llevó a más de un intento de suicidio.
“La investigación reconoció el arrepentimiento sincero de McLaughlin y también lo hicieron todos y cada uno de los expertos que la evaluaron en los años que pasaron desde el juicio”, destacaron sus abogados.
La oficina del gobernador Parson publicó un comunicado el martes y anunció que la ejecución avanzaría según lo planeado.
“McLaughlin acechó, violó y asesinó a Guenther, es una criminal violenta; la familia y los seres queridos de Guenther merecen la paz; el estado Missouri ejecutará la sentencia de McLaughlin en cumplimiento de la orden del tribunal”, sentenció el gobernador al denegar la conmutación de la pena máxima, que actualmente se practica en 27 estados de E.E.U.U.
Missouri e Indiana son los únicos dos estados donde la ley permite que el juez que presidió el proceso imponga la pena de muerte en el caso de un jurado indeciso.
McLaughlin fue sentenciada en el 2003 por la violación y el asesinato de su entonces novia, Beverly Guenther, en el condado de St. Louis, y comenzó su transición una vez dentro de la cárcel. Por eso figura en todos los documentos judiciales como Scott McLaughlin y permaneció dentro de un Centro Correccional que alberga reclusos varones.
La pareja se había separado y Guenther recibido una orden de protección después de que McLaughlin robara en su casa. Esta orden todavía estaba vigente cuando se produjo el homicidio. McLaughlin esperó a la salida de su lugar de trabajo a Guenther, la apuñaló y violó repetidamente, y terminó con su vida, según determinaron los fiscales en el juicio. Un jurado condenó a McLaughlin por asesinato en primer grado, violación forzada y acción criminal armada, según muestran los registros judiciales.
Según el Centro de Información sobre la Pena de Muerte, la ejecución de McLaughlin es la primera en los EE. UU. este año y una de las 17 ejecuciones a mujeres en el país desde que la Corte Suprema restableciò la pena de muerte después de una breve suspensión, en 1976. La organización confirmó que McLaughlin es la primera persona abiertamente transgénero ejecutada en Estados Unidos.
El particular caso pone sobre la mesa y entrelaza una serie de temas complejos: el funcionamiento de la Justicia en Estados Unidos, la práctica de la pena de muerte en el siglo XXI, la falta de contención en materia de salud mental por parte del Estado y el accionar de sus poderes y la forma en la que el derecho a una identidad de género se vincula con estas realidades.
El abogado de McLauglin, Larry Komp, señaló en diciembre que su ejecución «resaltaría todas las fallas del sistema de justicia y sería una gran injusticia en varios niveles”.
“Continuaría con las fallas sistémicas que existieron a lo largo de la vida de Amber, en la que no ocurrieron intervenciones que detuvieran lo que estaba pasando para protegerla cuando era chica ni adolescente», sostuvo, y agregó: «Todo lo que podía salir mal, salió mal para ella. Hay tanto odio allá afuera, que admiro a Amber y su coraje de abrazar quién es».