Patricia Bullrich se reunió con el presidente salvadoreño en busca de una alianza cooperativa y de intercambio de información para poder seguir sus pasos.
En un contacto poco habitual en lo que refiere a diplomacia internacional en la que una ministra se reúne personalmente con el presidente de otro país, finalmente este martes la titular de la cartera de Seguridad, Patricia Bullrich, se reunió con Nayib Bukele, mandatario de El Salvador. ¿El objetivo? “Seguir y replicar el modelo implementado” por el gobierno del reciente presidente centroamericano reelecto en lo que refiere a materia de seguridad, especialmente referenciada en “la mano dura” contra el crimen organizado.
Ambos coincidieron en la forma de abordar los delitos transnacionales como el narcotráfico, hablaron del rumbo del Gobierno de Milei y la funcionaria valoró el estado del penal de máxima seguridad y la institución de formación de los efectivos. Es que, previo al encuentro oficial, la dirigente del PRO devenido en libertario visitó el Centro de Confinamiento del Terrorismo, la cárcel más grande de América, y recorrió la Academia Nacional de Seguridad Pública donde, junto con Estados Unidos, se capacita y “dota de herramientas y técnicas” a los aplicadores de la Ley para combatir el delito. La funcionaria dijo que vuelve “con información muy completa” para replicar.
También mantuvo reuniones con las autoridades del Ministerio de Defensa y el de Justicia y Seguridad Pública así como con las cúpulas de la policía e inteligencia salvadoreña. Con la cartera de Justicia firmó un convenio internacional para el aseguramiento de sus Estados contra los grupos organizados del crimen transnacional, lo que implica la colaboración mutua y el trabajo enfocado para la prevención y el control.
En febrero pasado la Ministra hizo saber su voluntad de llevar adelante el mismo modelo que, según sus dichos, “le devolvió la seguridad a las familias salvadoreñas” y bajó abismalmente el índice de hechos delictivos. El Salvador se puso a disposición y ofreció ayuda, aunque con una sugerencia por parte del propio Bukele: “El problema de seguridad de la Argentina no es tal vez tan apremiante como lo era en El Salvador y, por ende, las medidas que pueden ser compartidas de nuestra parte, de repente no necesitan ser tan drásticas”.
