Se produjo un quiebre en el clima que reinaba en el recinto cuando dedicó una parte de su discurso al juicio político a los miembros del Supremo Tribunal.
El presidente Alberto Fernández realizó la apertura de las sesiones legislativas de su último año de gestión en medio de un clima encendido por los insultos opositores. La calma en el recinto se quebró cuando hizo mención en su discurso al juicio político a la Corte y a la causa de coparticipación.
Con críticas hacia el FMI, el Poder Judicial y a quienes que lo describen como moderado, y con un extenso recorrido por sus obras de gestión, el mandatario dio casi dos horas de discurso.
Fernández comenzó su presentación reivindicando a los héroes de Malvinas y a las Abuelas de Plaza de Mayo en el marco de los 40 años de recuperación democrática. Por eso destacó que “en un mundo donde los gobiernos soportan permanentes acciones desestabilizadoras provocadas por poderes mediáticos y fácticos, en el que la política es despreciada por minorías intensas que se ubican en los márgenes de la sociedad, Argentina ha sostenido su institucionalidad democrática”, lo cual constituye un logro “que debe enorgullecernos”.
En ese marco, que denominó como de “revalorización democrática”, recordó el episodio en el que intentaron asesinar a la Vicepresidenta para “volver a exigir a la justicia que juzgue y condene a quienes fueron los autores materiales e intelectuales de ese intento de homicidio”. Pidió que actúe “con la misma premura con la que archiva causas en las que jueces, fiscales o empresarios poderosos asoman como imputados”.
Sobre los medios de comunicación
El Presidente afirmó que tuvo que soportar “una sistemática acción de desinformación de las políticas que se llevaron adelante desde el gobierno Nacional”. Al ahondar en el tema, explicó que hubo una “suerte de cerco informativo muy difícil de eludir dados los niveles de concentración que existen en nuestro sistema de medios de comunicación”.
Relacionó esas acciones con que “muchos de esos medios expresan intereses económicos y políticos opositores al gobierno que ocultan o tergiversan información”.
A pesar de las críticas, dijo tener la tranquilidad de que durante su gobierno “nadie ha sido censurado, acallado o castigado por sus expresiones”. “Solo estoy advirtiendo sobre los argumentos que muchas veces son intelectualmente deshonestos y cargados de odio que en nada contribuyen al conocimiento de lo que el gobierno hace ni al debate serio de los problemas de la Argentina”, concluyó.
Sobre las críticas recibidas por moderado
“En este tiempo, escuché como una y otra vez criticaban mi moderación”, comenzó diciendo el Ejecutivo para después pasar a reivindicar su modo de actuar. “Con esa moderación fui capaz de enfrentar a los acreedores privados y pude ponerlo freno a los condicionamientos que el FMI le había impuesto al gobierno que me precedió”, continuó.
Bajo la misma fórmula de “con esa moderación”, destacó su accionar frente a la pandemia, frente a la determinación de “levantar hospitales que a mi llegada alguna gobernadora consideraba innecesarios”, frente a la Justicia argentina “para que vuelva a abrazar al derecho y deje de servir a factores de poder persiguiendo a quienes representan el pensamiento popular”, entre otros.
Sobre sus errores y aciertos
Al momento de hacer un balance de su accionar, sostuvo que “cuando finalmente deje mi cargo, podré dar cuenta de todos y cada uno de mis actos y nadie podrá atribuirme un solo hecho por el cual me haya enriquecido”.
Reconoció haberse equivocado, pero argumentó que cuando lo advirtió fue capaz de “revisar y enmendar lo hecho”.
Sobre la realidad económica afirmó que no oculta las necesidades ni “dibuja un mundo irreal”, y que por eso puede hablar “francamente” de la pobreza, la inflación, de la inseguridad y de los bajos ingresos. “Pero también veo lo que está bien y cómo se oculta, cómo se intenta generar desánimo y malestar”, continuó.
Sobre la economía y el FMI
“A pesar de los cataclismos tantas veces anunciados, continuamos ordenando nuestra economía”, empezó el Presidente en el apartado económico. Agradeció especialmente “el compromiso de Sergio Massa, quien dejó la Presidencia de esta Cámara para venir a sumarse a la compleja tarea de conducir el Ministerio de Economía”.
Tras anunciar que la recaudación lleva 29 meses consecutivos de crecimiento por encima de la variación de precios, apuntó contra el organismo de crédito internacional: “No necesitamos al FMI para saber que debemos lograr el equilibrio fiscal (…) ni para saber que la Argentina debe aumentar exportaciones”.
También fue a la carga contra la oposición que intenta “sembrar incertidumbre y generar desconfianza”: “Quienes hicieron estallar la economía argentina hace apenas tres años, son los mismos que ahora anuncian que una bomba explotará en el futuro”.
Sobre la Corte Suprema de Justicia
Hacia el final de su discurso, dedicó un extenso apartado hacia los miembros de la Corte y su accionar en la causa de coparticipación, cuyo fallo favorable a la Ciudad hizo evidente “el bloque de intereses tradicionales que pretender consolidar las enormes asimetrías que aún existen en la Argentina”.
“Mientras que muchas provincias necesitan realizar obras que permiten asegurar servicios tan esenciales como el agua potable para sus habitantes, la Corte Suprema de Justicia aseguró mediante una cautelar a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires recursos coparticipables que no le corresponden”, dijo ante un Horacio Rosatti cruzado de brazos en el recinto.
Cuando mencionó que le quitan dinero “a los que más necesitan y destina esos mismos recursos a la ciudad más opulenta del país”, los diputados opositores comenzaron a insultarlo a los gritos.
Explicó cómo funciona el mecanismo que rige la coparticipación y cómo puso fin “a los sótanos de la democracia” asegurando que el personal de inteligencia del Estado ya no se vincule con los jueces, que los recursos de la AFI sean públicos y que no haya “por voluntad del Gobierno” escuchas ni intromisiones en la privacidad de ningún ciudadano.
Tras ese racconto, afirmó que de nada sirve “semejante trabajo” si “miembros de la Justicia y del Ministerio Público se entrelazan en vínculos pocos transparentes con empresarios o emisarios de la política que operan como auténticos factores de poder”, recordando el episodio de los chats entre el ministro de Seguridad porteño, ahora de licencia, Marcelo D´Alessandro y el secretario de presidente de la Corte.
“No somos nosotros quienes atentamos contra la Constitución”, dijo para concluir: “Los que atentaron contra la Constitución son los que armaban Mesas judiciales y perseguían con recursos estatales a jueces, a periodistas, a políticos opositores y hasta a sus propios compañeros. No pretendan ahora dar lecciones de institucionalidad y fervor democrático”.
Sobre la Vicepresidenta
El Presidente sostuvo que “esta organización (judicial) coronó su actuación con una condena en primera instancia a la Vicepresidenta de la Nación”. Afirmó que “simularon” un juicio en el que no se cuidaron las formas mínimas del debido proceso y que “se formularon imputaciones que rayan con el absurdo jurídico buscando su inhabilitación política”.