En una charla especial con Datta, el rapero habló de su nuevo álbum, detalló sus ideas sobre la esencia del freestyle y contó que presentará «El Don» en un «venue soñado».
Por Irene Polimeni Sosa
A cuatro años del lanzamiento de su último álbum, Acru se prepara para publicar su tercer disco de estudio. Uno de los máximos exponentes del rap argentino expande su ADN musical y toca zonas hasta ahora inexploradas en su obra: boomtrap, R&B, soul, además de su ya conocida búsqueda en el territorio del rap tradicional. «El Don», que llegará entre finales de agosto y principios de septiembre, promete tener un poco de todo eso, y acercarnos una evolución sonora del estilo Acru, a través de la cual el artista habla del «vértigo de asumir las evoluciones».
«Josear» fue el primer corte del álbum que el artista tucumano compartió con su público. Ya disponible en todas las plataformas, la canción R&B producida por Veeyam arranca con un audio de Mabel, la madre del rapero, y habla sobre «el trabajo y la confianza en la misión propia». Con una impronta folklórica y barras de las que cabría esperar de parte de quien es considerado uno de los máximos exponentes del rap argentino, el tema es una gran muestra de la investigación que viene a poner sobre la mesa «El Don».
Cando Acru llegó a El Quinto Escalón y se ganó el respeto de sus pares, la competencia estaba todavía a un par de años de convertirse en la más influyente de la historia del rap argentino. Corría el 2014 y Agustín Cruz destacaba con un nivel de habilidad en el arte de la improvización que, en ese momento, raramente emergía en la escena local. Lo respaldaban su técnica, su métrica y su capacidad de entregar conceptos sólidos sin dejar de demostrar respeto honesto por los oponentes, y por la disciplina.
Quienes siguieron de cerca al historia de la competencia que supo ser semillero de los actuales exponentes de la nueva música popular argentina saben que la historia de El Quinto Escalón y la historia de Acru no hubieran sido las mismas de no haber coincidido espaciotemporalmente.
Casi 10 años después, Acru sigue manejándose con el mismo nivel ténico y la misma ética de trabajo que lo transformó en una de las figuras más importantes de El Quinto. Pero su búsqueda artística se transforma, en sintonía con su explícito interés por construir obra, canalizar mensajes, y mantener vivo lo que para él anida en el corazón del hip-hop y el rap.
En una charla con Datta, el artista comentó qué podemos esperar de «El Don», por qué piensa que aún queda mucho por explorar del freestyle en Argentina y adelantó que, antes de fin de año, viajará por Latinoamérica y presentará su nuevo álbum en Buenos Aires, en «un venue soñado».
«En el disco hay texturas de booomtrap, datas más experimentales«
–Si en tu primer álbum «El Origen» hablabas de tu historia y de tu ética de trabajo y en tu segundo álbum, «Anonimato», buscaste poner la obra por encima del artista ¿qué podemos esperar de «El Don», en ese sentido?
-Creo que «El Don» es el encuentro del artista. «El Don» es el viaje que tiene que emprender el humano hasta encontrar la más pura esencia en donde resuene. En mi caso fue con la música. Tener que atravesar la adversidad, el desprejuiciamento, la inseguridad. Ganar conocimiento en pos de tener nuevas herramientas y habilidades artísticas para poder tener un mensaje artístico, más fuerte, más melódico, más musical, con más contundencia, con mayor profundiad. Creo que «El Don» es eso: el artista brillando desprejuiciadamente, sin la etiqueta.
-¿Hay fecha de lanzamiento?
-Sí, a finales de agosto, principios de septiembre vamos a estar sacando todo el álbum. Antes de eso vamos a sacar varios cortes. Increíble que ya falte tan poquito para estrenar el trabajo de estos años. Fue un proceso largo y denso. Pero divertido también, al final se hizo divertido.
-Al final de la Sesión Barro que subiste hace poco a YouTube, incluíste algunas palabras en las que describías lo que para vos es la disciplina del freestyle como una especie de estado de gracia. En el proceso de creación y producción de un álbum ¿en algún momento te acercás a una zona como esa, de estado de gracia?
-Sí, la improvización ocupa un lugar muy fuerte en lo que es mi composición porque creo que improvisando la parte más espontánea y el instinto previo a la contaminación de la idea, del concepto, resuenan con un groove muy auténtico. No estás buscando que el arreglo sea perfecto, sino encontrar la palabra, el titular. Rápidamente te lleva ahí, la improvización. O por lo menos, a mí me pasa eso. Un poco lo que decía al final de la Sesión de Barro iba referido a que creo que, lamentablemente, hoy en día, no conocemos lo suficiente la importancia espiritual y el camino energético que tiene el freestyle. Para mí improvizar es abrir una puerta, entrar en un lugar donde, de repente, las palabras las empezás a pescar, las empezás a ver. Y creo que hoy, con las propuestas que tenemos en torno a la improvización, está mucho más ligado a una cuestión de batallas. Y yo te diría que el freestyle tiene más que ver con el aikido que con el boxeo. Y todavía eso no se llegó a exponer del todo, no se encontró ese lugar. Va por ahí el mensaje. La idea de ese estado de gracia, de encontrarse con lo puro, lo hermoso, lo espontáneo, lo auténtico de la improvización, trato de poder llevarla a mi música. Porque cuando componés aparece una parte mucho más racional, mucho más mental, mucho más perfeccionista. Y en el freestyle hay un juego en el goce, de entender que el error es parte del ritual. Eso te hace llegar a las cosas más llevaderamente.
-Hablando de improvización, en tu sencillo «Josear», que el título ya es en sí un concepto ¿primero escribiste la letra y después elegiste un título o pensaste el concepto y más tarde buscaste cómo hablar sobre eso?
–Cada canción tiene su proceso. Generalmente lo que me gusta es, cuando me junto con el Veeyam es decirle ‘che, amigo mirá me gustaría tener una canción que tenga este color’. Sale muy a partir de colores lo que hacemos. A partir de eso, vamos buscando temáticas y melodías. Con «Josear» nos pasó que fue de las últimas canciones del álbum que hicimos. Yo quería una canción que reflejara un poco lo que era el desarraigo, el tener que dejar parte de la historia de uno para poder componer lo que sigue. Es lo que viven mucho las familias del norte, con las que conecto mucho yo, con la historia de venir a la ciudad, en busca de una posibilidad de trabajo, de un desarrollo artístico o profesional. Y creo que ese clima dosmilero, con ese color tierra, con sonido latino, no estaba en el álbum todavía. Entonces nació un poco de esa búsqueda, de esa propuesta.
-¿Qué datta musical escuchaste mientras pensaste y procesaste el disco?
-Estos últimos años me pasó mucho de percibir mucho algunas cosas que antes no las había entendido tanto. Con lo que hace a la parte más del boomtrap, encontrar artistas que tengan un desarrollo conceptual, lírico y con un nivel de musicalidad más profundo fue un quiebre. Para mí Kendrick Lamar, J Cole, fueron un quiebre. También la aparición de artistas más soul como puede ser H.E.R., empezar a escuchar mucho Westside Boogie, el R&B, propuestas de Smino, de Jorja Smith. Todo eso fue armando un híbrido que me fue alterando un poco y me encontré preguntándome «che… ¿qué onda mi ADN musical? viste, ¿a dónde estoy?». Y por eso en el disco hay texturas de booomtrap, datas más experimentales, de rap clásico hay poco porque siento que bastante de eso que ya tengo publicado. Y hay mucho más de R&B y soul de lo que tenía publicado, que es casi nulo.
Una parte de «Josear» que nos llamó la atención de la canción fue la parte que dice «ser canal crear». Si el álbum es el canal ¿cuál es el mensaje que pasa por ese canal?
–En el álbum hay una discursiva del vértigo de asumir las evoluciones. De repente hay algo que vence en uno y cuando te das cuenta de que esa parte de vos venció, te queda o seguir cargando on esa sombra o transformarla. Creo que es un disco super humano que habla de esa transmutación y que va de capas más lumínicas a capas más oscuras. De la gratitud, el amor, el placer, el sexo, el amor propio, el feeling; a el ego, la ambición, la competitividad, la traición.
–¿Pensás que rapear es construir una épica de uno mismo?
-Creo que un poco sí. Que a todos nos gusta esa idea de una historia basada en un hecho real. Nos genera una cuestión empática, nos acerca. Sí creo también que los mejores escritores de rap han tenido la capacidad de poder moverse, crear personajes, tener un storytelling desapegado, saber hablar en tercera persona, saber ser descriptivos de situaciones sin ponerse explícitamente en formar parte. Y en lo que a mí respecta, es algo que estoy tratando de trabajar y desarrollar hace ya un tiempo. Siempre en la receta de uno va a haber una pizca de uno, pero busco tener libertad para que le pesonaje vuelve, para que tenga distintos géneros, colores, realidades, barrios, sexualidades, formas, pensamientos… creo que poder pararse desde esos ángulos nuevos y desarrollar hace propuestas mas zapardas, asi que trato de poder moverme ahí. A veces sale y a veces no, pero lo buscamos.
–¿Estás manija?
-Sí, estoy manija, y estoy muy feliz. Hacía mucho que no estaba así de feliz, en general. Porque se hizo mucho para que fuera posible, mucho mimo, mucho amor, mucha gente intencionando, muchos ocmpañeros. Se visitaron muchos lugares, se grabó en muchos lugares, hubo un camino muy loco para que fuera posible. Es muy de adentro el proceso, así que lo festejo porque sea. Independientemente de lo que pase, lo festejo.
-¿Qué es lo que más expectativas te genera?
–Tengo unas ganas muy grandes de tocar en vivo porque siento que hoy disfruto mucho más que antes la música, ahora que ya no tengo el peso del álbum. El álbum ya está, y ahora siento que estoy más limpio para que la música me atraviese. Tengo muchas ganas de hacer música en vivo. Ayer hablaba un poco con Marti -que es bajista y director de la banda nuestra- y decíamos que es increíble esto: cuando necesitás expresarte desde el goce, agarrás el instrumento y lo disfrutás. Cuando te atravisan el dolor y la adversidad, vas y agarrás el instrumento. Y a veces hasta cuando necesitas un grito de justicia, volvés al instrumento. Es como un ciclo en el que siempre volvemos a tocar, al arte. En este momento tengo muchas, muchas ganas. Disfruto mucho de lo que creo que se puede generar en vivo con este álbum. Estoy en un momento barroso para recibir piola lo que viene.
–Entonces… ¿Podemos esperar una presentación pronto?
–Sí, acá en Buenos Aires vamos a hacer una presentación en un venue que para mí es soñado y es místico. Ya imaginarme el hecho de que puedan hacer un flyer y que aparezcamos ahí nosotros, para mí es sumamente poderoso y lindo. Se vienen muchas ciudades, se vienen otros países. En principio, ahora en julio vamos a ir a Chile, a Uruguay y a Perú. En Uruguay ya estuve y siempre me encanta volver, es increíble el amor que me dan ahí. Y Perú y Chile son un pendiente muy grande porque siempre me escribieron y todavía no pude ir con mi música. Con la salida del álbum van a ser un monton de ciudades. Vamos a caminar ahí con la música a fondo y va a estar buenísimo.