A(B)C: por dónde empezar a hablar de bisexualidad

Hoy es 23 de septiembre. Hoy es el día en que se visibiliza a la comunidad bisexual y en Datta queremos hablar sobre eso.

Por Ornella Di Ruggiero

Una nota por el día de la visibilidad bisexual debería contemplar dos cuestiones básicas: la definición de bisexualidad y el por qué de la efeméride. Primero lo primero. La bisexualidad puede definirse como el deseo o atracción sexual/romántica/afectiva hacia personas de más de una identidad sexual-genérica (digamos hombres, mujeres, no binaries, lesbianas, marikas, entre otras), no necesariamente al mismo tiempo ni de la misma manera. Por otro lado, un 23 de septiembre de 1999 se celebra por primera vez el dia de la visibilidad gracias a la iniciativa de tres activistas bi, Wendy Curry, Gigu Raven y Michael Page, en honor al cumple de Gigi pero también de uno de sus íconos, Freddy Mercury. A partir de entonces, la fecha es reconocida en Argentina y en muchos otros países.

Habiendo dicho esto cabe preguntarse ¿por qué hablar de bisexualidad? Según estudios realizados sobre personas de la comunidad LGTB+, las personas bisexuales somos más del 50% pero también, somos quienes poseemos las peores tasas de padecimientos en salud mental, especialmente las feminidades, y tendemos a salir del clóset más tarde que otros colectivos identitarios, lo que supone un costo importante en nuestra calidad de vida y en la posibilidad de vivir con orgullo quiénes somos. Por estos y varios otros motivos es necesario hablar más sobre bisexualidad de lo que se habla. Somos muches y, sin embargo, se sabe poco.

Normalmente, al googlear “bisexualidad” nos encontramos con algunas (pocas) definiciones que dejan mucho que desear, erróneas, plagadas de prejuicios y unos cuantos portales dedicados solamente a derribar los mitos más frecuentes en relación a esta identidad. Es meritorio hacer algunas aclaraciones al respecto. La palabra bisexual puede confundir con su prefijo pero no se limita solo a “hombres y mujeres”, tampoco es transexcluyente, es decir que no hablamos solo de personas cis (personas cuya identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer). No implica que quienes nos autopercibimos como tal estemos confundides, ni atravesando una fase necesariamente, podemos ser bisexuales un tiempo o toda la vida. También se nos asocia con la infidelidad, la promiscuidad, se nos hipersexualiza y acusa de indecises, de “heterocurioses” (¿la curiosidad es patrimonio únicamente de la bisexualidad?), de traidores a la homosexualidad, entre otras cosas que enmarcamos como biodio, es decir, un conjunto de violencias específicas hacia personas bi.

Si resulta que somos más de la mitad de toda la diversidad sexual quiere decir que más de una vez nos hemos cruzado con una sin haber sospechado siquiera que lo era. Entonces, ¿cómo reconocer a una persona bisexual?, ¿existe un estereotipo? Cómo construimos una imagen de la bisexualidad tiene mucho que ver con lo que conocemos de ella a través de las representaciones que tenemos a mano como personajes que aparecen en libros, películas y series, letras de canciones y alguna persona de nuestro entorno que se nombra como tal. En el caso particular de este colectivo, la representación es un problema a abordar dado que generalmente se nos representa mayormente como feminidades, blancas y flacas, entre otras interseccionalidades limitadas a cierta imagen hegemónica que no condice con la multiplicidad de personas bisexuales que existen. Hay tantas representaciones de la bisexualidad como personas bi en el mundo. Les bisexuales somos cis, trans, no binaries. Portamos diferentes edades, colores de pelo, de piel, coporalidades. Somos migrantes, neurotípiques, neurodrivergentes, asexuales, arromántiques, pobres, desempleades, inquilines, propietaries, discapacitades. Somos madres, padres, xadres. Nos vestimos como queremos y podemos, construimos redes afectivas dentro y fuera de la monogamia. Practicamos distintas religiones o ninguna. No hay una forma de ser bisexual y por lo tanto, no hay una forma única de representarnos. 

Nuestra sociedad está regida por el paradigma de la binariedad. Nos resulta muy difícil ver más allá de ciertas dualidades que estructuran nuestra vida: hombre/mujer, cis/trans, hetero/homo. Todo lo que está por fuera de esos esquemas parece no existir pero está ahí aunque no lo podamos ver o no sepamos de ello. Travestis, no binaries, pansexuales, bisexuales, somos algunas de las identidades que escapan del binarismo y rompen con lo conocido, incomodan. Pensar la posibilidad de que algo exista corre los límites de lo habitable. Muchas veces, las personas LGBT+ nos angustiamos al reconocernos fuera de la norma y cuando la sociedad no nos aloja, ni nos reconoce como sujetos de derechos, cuando la gente no nos concibe dentro de su imaginario simbólico, nos vemos condenades a vivir en la marginalidad. Somos en tanto existimos. Existimos en tanto nos nombramos, nos visibilizamos, somos en una realidad compartida. Si no se habla de bisexualidad, no desaparecen las personas bisexuales pero eso nos implica un estar en el mundo que no nos contiene ni comprende. Hablar de bisexualidad es darnos un lugar a quienes elegimos nombrarnos bisexuales.

Tal vez quien lea se nombre bisexual, tal vez nunca se lo haya preguntado o simplemente esté segure de no serlo. La bisexualidad es como un traje que podemos ponernos cuando nos sintámos cómodes, una casa que habitar, un ancla que podemos tirar para quedarnos todo el tiempo que nos guste. Podemos probar e irnos, podemos elegirla para el resto de nuestra vida, podemos ir y volver. No hay condiciones para ser bisexual, no hay un currículum de prácticas sexuales o afectivas, no hay una vara con la que medir nuestra pertenencia a la comunidad. Nadie puede decirnos cómo ser bisexual ni cuándo serlo. Somos independientemente de las personas con las que nos vinculamos, somos en soltería y en soledad, bisexuales. Somos bisexuales cuando nos sentimos como tales, con nuestras dudas, con nuestras certezas. A quien se lo esté cuestionando o tenga ganas de calzarse el traje a ver cómo le va, bienvenide y a quienes ya nos sentimos parte de esta enorme comunidad, feliz día de la visibilidad.